Dom Romanovykh Mini-Hotel

Me quedé 5 noches en este hotel, y debo decir que fue la mejor elección que podría haber hecho. Hay mucha oferta de hoteles en San Pete, por lo que básicamente me guié por el precio y comentarios, y escogí este, y menos mal! La ubicación privilegiada. A menos de 10 minutos a pie de la estación de trenes y del metro, con lo cual te puedes evitar el uso de taxi u otro tipo de transporte, y a una cuadra de la avenida principal. En la esquina hay una supermercado bien variado, y en alrededores tiendas para comer y comprar otras cosas, por lo que es totalmente recomendable. Las instalaciones en sí son muy acogedoras. Es como un museo, con mucha decoración boutique. Tiene 3 pisos (sin ascensor), y me quedé en una habitación single en el primer piso. Si bien era chiquita, tenía todo lo necesario, baño, cocina, freezer, microonda y lavaplato, por lo que es ideal por si te quieres preparar algo para comer en el hotel. Me hicieron aseo todos los días, así que muy bien. El wifi me funcionó de maravillas, super rápido y en todos los sectores del hotel. Respecto al desayuno, este es continental pero muy rico, el cual se ofrece en el tercer piso. Algo que me gustó mucho del hotel es que todos los días entre las 19 y 23 horas, ofrecen bocadillos, galletas, café y te de manera gratuita, por lo que después de un día de largas caminatas, el contar con esa atención se agradece. La atención del personal fue perfecta. Hablaban un inglés básico pero entendible, y no tuve problemas al respecto, siempre serviciales y dispuestos a ayudar en lo que sea. También el hotel ofrece otros servicios que no necesité, pero están a disposición de los usuarios. En definitiva, recomendable 100%.