Hotel La Raposera

En un rincón escondido de la sierra del Sueve, encaramada en un cerro con vistas al Cantabrico, se levanta una casona de un indiano que con una mano delante y otra detrás se embarcó para hacer las Americas y regresó a su aldea con las manos llenas que empleó para construir este refugio de paz celeste alfombrado con una verde colina Dominando la Caravia Alta y la Baja. Qué curioso lugar, donde Pelayo vio morir a uno de sus capitanes caer de su caballo y exclamar: cara via! Y de esta guisa bautizar a esta lugar del Oriente asturiano a caballo entre el mar y el monte Fitu. Resulta complicado describir el paraje sin caer en la inevitable hipérbole o en la natural exclamación. Más aún pensando que Pelayo fue buscando aguerridos soldados en este lugar donde solo se respira paz y tranquilidad. Eso si entre el caprichoso viento del NO o del NE que mueve unas salvajes playas de fina arena, la sabiduría de las gentes del lugar alcanzaron la lírica al decir: 'cuando ruge el mar en la playa de la Espasa,suelta les vaques y vete pa casa'. Al entrar en la casa, llamada La Raposera, el aroma de bizcochos salidos de un horno, anticipan una estancia dulce sin empalago, muy cercano al hogar familiar rural, a la sencillez del mundo alejado del conservante y del colorante y al nirvana al que se llega no por mirar a Buda, sino por escuchar la marcha turca con que nos recibe Inés Moris de la Tassa ,la propietaria del lugar cuyas trato roza la excelencia de lo que debe ser un buen anfitrión. Si quieren por una vez sentirse como Pelayo descansando como un rey o como un indiano regresando con el fruto de su esfuerzo, acertarán en escoger este rincón. Me temo que no se arrepentirán. Hotel La Raposera, Caravia.Asturias. Lo demás se lo dirá con pelis y señales internet.