Sonnberg Alpinlodges

Llegamos a este hotel y tuvimos una sensación muy extraña. Estábamos solos y solamente nos recibió el dueño, que en un perfecto inglés nos enseñó las suites donde estábamos alojados (íbamos dos parejas). Serían las 18:00 e insisto, no había un solo coche en el parking y en el hotel no se veía a nadie. Las habitaciones, lo dicho, eran suites, más grandes que mi propia casa, con terraza, cocina completa, dos habitaciones, baño, sauna en el baño... En fin, una maravillla, nada que ver con lo que, a priori, habíamos reservado. Por la noche ya sí que vimos coches en el parking y al día siguiente, cuando marchábamos, el hombre nos explicó que había overbooking y que por eso nos había dado las suites (no sé lo que cuestan y tampoco puedo opinar del resto de habitaciones) así que nos salió perfecto. El hotel ofrece unas vistas maravillosas del lago. Eso sí, a cambio de ello, está a dos kilómetros del centro pero si no te importa coger coche es una opción perfecta. El desayuno muy correcto. El dueño nos preparó unos huevos revueltos muy ricos. Sin duda, un lugar a tener en cuienta porque ofrece muchas posibilidades de ocio.